EL CORAZÓN DE JESÚS, MI DIOS, MI REDENTOR, MI AMOR, MI ESPERANZA, ESTÁ CONMIGO…

Nos dice Santa Margarita María Alacoque:

“El Señor me hizo ver que el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres y apartarlos del camino de la perdición, en el que los precipita Satanás en gran número, le había hecho formar el designio de manifestar su Corazón a todos los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de santificación y de salvación que contiene.

A fin de que cuantos quieran rendirle y procurarle todo el amor, el honor y la gloria que puedan, queden enriquecidos abundante y profusamente con los divinos tesoros del Corazón de Dios, al que se ha de honrar bajo la figura de su Corazón de carne, cuya Imagen quería ver expuesta y llevada por mí sobre el corazón, para grabar en él su amor y llenarlo de los dones de que está repleto, y para destruir en él todos los movimientos desarreglados;

que esparciría sus Gracias y Bendiciones por dondequiera que estuviere expuesta su Santa Imagen para tributarle honores, y que tal bendición sería como un último esfuerzo de su amor, deseoso de favorecer a los hombres en estos últimos siglos de la Redención amorosa”.

 

“Ábreme, OH Jesús tu Corazón…muéstrame sus encantos…úneme a él para siempre. Que todas las respiraciones y palpitaciones que dé mi corazón, aun cuando esté durmiendo, te sirvan de testimonio de mi amor y te digan sin cesar: ¡Señor te amo!  Recibe el poco bien que hago…Dadme gracia para reparar el mal que hecho…para que te ame en el tiempo y te alabe por toda la eternidad. Así sea”. (Oración del Beato Papa Pío IX)

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